viernes, 23 de noviembre de 2012

Bitácora de viaje: Brujas (y el chocolate más rico del mundo!)

Desde París nos tomamos nuestro primer tren, y la verdad, parecía más bien un avión: los trenes europeos, aún en clase turista, derrochan lujo. A unas tres horas y un poquito más, llegamos a Brujas, un pueblito en Bélgica perdido en el tiempo, lleno de casitas antiguas, calles empedradas y canales por calles. Ah, y el chocolate más delicioso que esta amable servidora haya probado...

Nos recibió un climo no tan amigable: caminamos unas cuadras hasta nuestro hotel bajo... agua nieve! Pero ni bien nos acomodamos en nuestra habitación (era enooorme y preciosa, como si el destino nos compensara los días en la pocilga parisina, jaja) y salimos a caminar, salió el sol. Tuvimos suerte o qué?

Una de las chocolaterías donde nos dimos un gustito. Formas, colores y tamaños para deleitarse.

Los bastoncitos de muzzarela se convirtieron en una entrada clásica para nuestro ninja. A decir verdad, no había muchas más opciones: era eso o... chucrut!

La plaza principal de Brujas


Según dicen los que saben, los chocolates más ricos del mundo (yo agrego que también son los más caros: los probé sólo con los ojos!)


Me pregunto por qué nunca viví en una casa con una puerta roja...

Y no nos cansamos de cruzar puentecitos y canales...


Me sentí como Homero en la tierra de los chocolates!


Y de noche, la ciudad se vuelve aún más mágica!

Me olvidé de contarles que durante nuestro paso por París ocurrió una tragedia: se me cayó mi cámara y dejó de funcionar. Me hubiero querido volver de la angustia a no ser por la cámara del iphone de Mariano que me salvó la vida. Todas las fotos desde este post en adelante fueron sacadas con su teléfono... nada mal, no?



Noten que hasta Amadeo lleva guantes! Hacía tanto frío que colaboraba abriendo los deditos de la mano para que se los pudiéramos poner!

El famoso encaje de Bruselas. Es absolutamente artesanal y precioso.

Me sorprendí a mi misma, que no soy para nada fan de los autos, fotografiando y suspirando cada vez que veía un mini cooper antiguo o un pequeño auto clásico... me sentaría tan bien tener uno de esos, que hasta aprendería a manejar y todo!

Y qué me dicen de este? no parece de juguete?


No hubo frío ni agua nieve que nos detuviera y Amadeo no estornudó ni una sola vez! Cuando volvimos, en cambio, se llenó de mocos verdes! Pero esa cara... esa cara siempre me va a recordar que mientras estemos los tres juntos, no necesitamos nada más! (excepto tal vez un gorrito y guantes para esos deditos inquietos!)
Fotos Gaby Morales y Mariano Nesi


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