lunes, 13 de mayo de 2013

Nuestro picnic en San Isidro (según mi cámara)

Ultimamente, si hay una palabra que me hace sonreír, es "picnic". No me canso de este sol otoñal, de esta temperatura tan agradable, y sobre todo, de la compañía de amigos. Después del invaluable dato y paseo por una feria mágica donde todo cuesta parte de su precio al sur del sur, una chica de San Isidro me debía una, jaja! Así que Natalia nos llevó de paseo por su barrio, San Isidro. Una podría quedarse pensando que sólo es un barrio topísimo, para la verdad es que es muy lindo. Dos cosas predominan, y son dos cosas que me encantan: Mucho, mucho (pero muuucho, eh!) verde: desearía que en mi barrio hubieran más árboles, como en esas calles donde, de una vereda a la otra, las copas se encuentran en el cielo, como diciendo "lo logramos, juntos al fin!". Lo segundo: las construcciones coloniales, patiecitos internos con aljibes por doquier y adoquines. Si, me encantó San Isidro. Podría pasar muchas tardes caminando por ahí, se entendió el mensaje, Naty?

Definitivamente, tengo que conseguir gafas de sol para mi ninja. Porque hoy en día el sol es agresivo con la vista, así que son necesarias y también porque... le encanta usarlas y le quedan divinas!
Nos encontramos con Natalia y Martín en un parque lindísimo, al costado del hipódromo

Amadeo encontró en la pierna de papá, el mejor lugar para sentarse.

Tardó un ratito en entrar en confianza con Martín e intentar comerle el cerebro... entre fans de "The Walking Dead", se entienden!


Cosquillas al sol...

y panza de otoño! Me alegra tanto pasar tiempo al aire libre... la verdad es que me bajonea un poco pensar que cuando nazca Gaspar vamos a estar bastante encerrados, protegiéndolo del invierno. Pero va a pasar rapidísimo seguro.

Me envuelven para regalo?


Para ir al Museo Pueyrredón, todos de la mano!

La quinta, que tiene una vista hermosa al río desde una barranca y un parque increíble, fué la casa de Juan Martín de Pueyrredón, quien fuera en 1819 el Director Supremo de las provincias del Río de la Plata. Su hijo, Prilidiano Pueyrredón,  fue el más destacado pintor y arquitecto de la Buenos Aires del período posterior a  Caseros.

La quinta de San Isidro hospedó a muchas personalidades de la época, entre las que se destaca el General José de San Martín.


Al fin una puerta para que las que tiramos a "petisas", nos podamos sentir altas!

Una cocina colonial pero de la que, todos coincidimos, se pueden sacar buenas ideas.


Qué poco falta! Este finde empecé a armar el ajuar para el bebé (me siento tan vieja de usar la palabra "ajuar" jaja!). Sólo me falta el bolso pero pueden creer que el que más me gustó cuesta más de 600 pesos? No es mucho? Seguiré buscando...

Ninja volador en San Isidro (estoy recopilando todas las fotos donde Amadeo "vuela", hay muchísimas y me parece que van a formar una serie buenísima!)





Mirá, mamá: la "A"!


Abrazando árboles... creo que estos dos tienen mucho más en común de lo que imaginan...

La etapa final del embarazo es tensa: entre las hormonas, la incomodidad y la ansiedad, hay muchos momentos difíciles, discusiones sin sentido, roces... pero al mismo tiempo, hay momentos únicos de una intimidad y una ternura que adoro...


La última parte de nuestro recorrido, fué la feria que está entre la estación y la catedral de San Isidro. Amadeo como siempre, aplaudió al clown que hacía malabares. Me encanta que le encanten los espectáculos callejeros y sobre todo, que al final los valore y los aplauda.
Terminamos merendando en una terraza preciosa. Me encanta ser testigo silencioso (bueno, no tanto!) de las sonrisas de Mariano... de alguna manera, lo que más me entusiama de tener hijos varones, es que esas sonrisas se multipliquen por tres. Gracias, por el tour, chicos! La pasamos genial y aunque no hace mucho que nos conocemos, los queremos un montón!
Fotos Gaby Morales

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