miércoles, 18 de diciembre de 2013

Hablemos de relaciones: Seis grados de separación


Hay una teoría que dice que todos los seres humanos estamos relcionados y bastan seis pasos, seguir nuestras relaciones a través de las seis personas correctas, para llegar a cualquier otra que se te ocurra: es decir, si quiero conectarme con Brad Pitt, digamos, sólo tendría que saber a qué seis personas seguir para llegar hasta él (tal conoce a tal que trabajó con tal que viajó y le dejó una propina a un mozo que atendió a Brad Pitt en un restaurant... por ejemplo). Puede sonar a una teoría muy loca, pero... quién no se encontró alguna vez en una situación en la que sintió que "el mundo es un pañuelo" y que estamos de alguna forma conectados con gente de nuestro pasado en nuestro presente?
Tuve estas sensaciones ayer, cuando al finalizar la fiestita de fin de curso de Amadeo, la mamá de Lucía, una compañerita del jardín (con la cual, entre nos, se tienen mucha onda, jaja!) le preguntó a Mariano por su apellido, porque recordaba a un amigo de su papá de apellido Nesi, que tenía hijos que iban a jugar a su casa cuando ella era chica. Bueno, resulta que esos chicos eran Mariano y sus hermanos! Cuáles son las probabilidades de que treinta años después, sin haber mantenido ningún tipo de contacto, en ciudades distintas, te reencuentres con alguien de tu infancia en una salita maternal donde sus hijos compartieron un año entero? Y que salga a la luz esta historia compartida justo en el último día de clases y último día en el jardín para nosotros? (porque ya inscribimos a nuestro ninja en un jardín mucho más cerca de casa para el año que viene).
Imaginen la escena: los dos, Mariano y Analía, riéndose mientras se iban aportando datos mutuamente para terminar de reconstruír el recuerdo y no dejaban de decir "Qué loco!". Obviamente saqué esta foto y mientras ella me decía "se me puso la piel de gallina",  a los tres que vivimos ese momento tan... loco, nos pasó lo mismo!
La vida te sorprende y te recuerda que todos seguimos conectados. Es una buena forma de enseñarnos, también, que aunque no lo registremos, vamos dejando huellas, más grandes o más pequeñas, en la gente nos vamos cruzando por el camino, y ese camino, en cualquier momento, nos puede volver a cruzar... es un buen incentivo para intentar ser de esas personas que se recuerdan con una sonrisa, no?
Me encantaría saber... alguna vez tuvieron una experiencia así, donde sintieron una conexión inesperada con gente de su infancia, de su pasado en general?

Foto Gaby Morales

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